Literatura Infantil, que la dictadura quiso callar
A poco de haberse conmemorado el Día de la Memoria; conversamos y registramos la literatura infantil, silenciada durante la nefasta época de la Dictadura.
Cuarenta años después, de la dictadura cívico militar, que atormentó al país, entre 1976 y 1983, muchas de las historias para niños, que habían sido prohibidas por "peligrosas", siguen circulando.
La literatura infantil, que quisieron aniquilar, sobrevivió, gracias a reediciones posteriores, y al coraje de docentes, que se animaron a desafiar a la censura de aquel momento. Laura Devetach, autora de varios títulos, prohibidos durante la dictadura, entre ellos La Torre de Cubos, que siguió circulando, pero sin incluir el nombre de ella, se podía encontrar en antologías, algunos docentes hacían copias del mismo a mimeógrafo, y se los daban a los alumnos para leer.
Algunos lectores, habían llegado a leer los cuentos de Laura Devetach, en papeles sueltos, sin saber de quienes eran. Si bien, durante el gobierno de facto, las prohibiciones se instalaron, en todos los frentes, hubo un espacio, que el ojo del censor, vigiló con firmeza; el de la literatura infantil.
Varios textos, pasaron a formar parte de la lista de obras prohibidas, por un decreto militar, que decía, entre otras cosas, las siguientes razones para ordenar la proscripción de un libro infantil: "Se trata de cuentos destinados al público infantil, con una finalidad de adoctrinamiento que resulta preparatoria a la tarea de captación ideológica del accionar subversivo". En esa categoría entraron textos tales como: Picaflores de cola roja; La Torre de Cubos de Devetach; Aire Libre y Juguemos en el Mundo de María Elena Wals; Un Elefante ocupa mucho espacio y otros cuentos de Elsa Bornemann; El Gallo Pinto, de Javier Villafañe; entre otros. En cuanto a libros de autores internacionales; podemos mencionar; El Principito, de Saint-Exupéry; y La niña que iluminó la noche; de Ray Bradbury.
En el caso de La Torre de Cubos, fue prohibido por cuestionamientos lógicos sociales, objetivos no adecuados al hecho estético, fantasía sin límites y carencias espiritual.
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